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con ella, recuerdo como disfrutabas cogiendo "lisas" con la mano en la escalerilla del muelle de Rota.

  Nos quedaban dos días para terminar las vacaciones de Semana Santa, fecha en la que tradicionalmente salíamos a navegar cada año (ya la hemos pasado al verano para tener más garantía de buen tiempo). Zarpamos de Estepona a las 10 h. con la intención de dormir en Barbate para, al día siguiente, arribar al puerto base, (Sancti-Petri) al medio día. La mar no estaba mala, el viento de poniente soplaba con fuerza entre dos y cuatro, produciendo de marejadilla a marejada, pero era de esperar que, conforme el sol fuese levantándose y nosotros acercándonos al estrecho, las condiciones se irían poniendo más complicadas y así fue. El viento fue arreciando y la mar haciéndose más incómoda. Como ambas cosas nos venían de proa en la "bañera", (Espacio en popa donde habitualmente se disfruta de la navegación y se lleva el gobierno) sólo se podía estar con ropa de agua y, así y todo, aguantando continuos chapuzones. Sólo llevábamos "izada", (subida) la mayor; cazada a tope y ayudada por el motor a media máquina nos permitía navegar entre 5'5 y 6 nudos. Dos estábamos en la maniobra, los demás aguantaban el mal tiempo y algún que otro "pantocazo", (el "pantoque" es la parte del barco en la proa que pega en el agua cuando las olas lo levantan y cae de golpe). Sentados o echados en el interior de la cabina, de vez en cuando asomaban la cabeza y preguntaban, ¿por dónde vamos?, ¿cuánto falta? o hacían algún comentario gracioso para animar a los de afuera y a la vez disimular su mieditis como, ¿por qué cogéis tantos baches, no hay una carretera mejor?


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